CEN Juraguá

 La pesadilla de los apagones prolongados parece que no tendrá fin para Cuba en este año 2025. Las viejas, obsoletas y carentes de mantenimiento, plantas térmicas, no reaccionan a las tímidas acciones de reparación que se ejecutan con más esfuerzo que recursos. Las centrales flotantes turcas —que fueron alquiladas para suplir el déficit de generación eléctrica, atracadas en El Mariel, La Habana y Santiago de Cuba— permanecen apagadas con frecuencia, porque no aparece el combustible para repostarlas.

Por primera vez desde que arrancaron en el año 1979, las dos unidades japonesas de Cienfuegos —las joyas del sistema eléctrico cubano— se encuentran, al unísono, fuera de servicio. Para colmo, durante los trabajos para restituir sus capacidades, ocurrió un incendio que las afectó parcialmente. Aunque las autoridades confían en que se puede reparar el daño causado, el siniestro pudiera retrasar su reincorporación a la red.

Algunos amigos y conocidos, que saben de mi participación en el intento de construir la Central Nuclear, me preguntan que si de haberse terminado la situación fuera diferente. Cada uno de los dos reactores que se comenzaron a erigir en Juraguá tenía una potencia de diseño de 417 megavatios. Un simple cálculo demuestra que, de estar generando en estos momentos, no pudieran suplir el déficit que ronda los 1500 megavatios.

En la época soviética el programa de desarrollo de la energía nuclear en Cuba era sumamente ambicioso. No solo se pretendían construir cuatro unidades en Juraguá, sino que se planificaron otras dos centrales con reactores de más potencia en Gibara, Holguín y en Bahía Honda, Pinar del Río. Una vez escuché decir al entonces  ministro Marcos Portal, que íbamos a tener tanta corriente que se podría tirar un cable desde el cabo de San Antonio hasta la península de Yucatán para vender corriente a México.

Años más tarde, Alfredo López dijo, en la Asamblea Nacional, que en la planificación del desarrollo la electricidad tiene que ir cinco años por delante. Sin corriente no hay país. El gobierno lo ha apostado todo a las energías renovables. No creo que la proyectada instalación de mil megavatios en parques solares solucione la crisis.

Solo una masificación de estas fuentes pudiera dar resultados, pero los bajos ingresos de la población y el consiguiente subsidio de la energía por parte del Estado, hace que la corriente resulte muy barata para aquellos que cuentan con recursos, y no los incentiva a instalar paneles solares. Solo los apagones han  forzado a buscar fuentes alternativas, pero la mayoría ha optado por plantas de gasolina o estaciones de energía con baterías de litio. Así que el gobierno emitió el Decreto 110 del 2024, que obliga a los altos consumidores, sean entidades estatales o privadas, a invertir en el aprovechamiento de fuentes renovables de energía, de manera que garanticen con ellas la mitad de la electricidad que consuman en horario diurno.

Independientemente de que las llamadas "energías limpias" aporten un mayor porciento de la electricidad, el sistema necesitaría de unidades de potencia que garanticen una generación base de manera estable. La causa de que no se terminara la Central Nuclear Juraguá fue el dinero, es la misma causa por la que hoy no hay salida a la crisis energética. Como diría Milei: "No hay plata".