Ya son dos años de enfrentamiento armado entre Rusia y Ucrania. Dos años en los que la humanidad, además de lamentar las tristes consecuencias de la guerra, ha vivido bajo la amenaza de una catástrofe nuclear; y es que Ucrania cuenta con un total de 15 reactores nucleares, varios de los cuales han quedado en la zona de conflicto.
La guerra en los alrededores de una central nuclear presenta riesgos extremos. Aún, cuando se evite el impacto directo de los bombardeos sobre los edificios de los reactores o de los que guardan las barras de combustible usado; si los combates interrumpen el suministro de energía, se vería obligada a utilizar generadores de emergencia para mantener funcionando los sistemas de refrigeración.
Un fallo en estos sistemas podría provocar una catástrofe como la de la central japonesa de Fukushima en 2011. La planta respondió adecuadamente a un terremoto y sus reactores se apagaron de manera automática; pero 46 minutos después, un tsunami de 14 metros de altura superó el dique de contención e inundó los sótanos, destruyendo los generadores de emergencia, resultando la fusión de tres reactores.
Si no se enfrían los núcleos y el combustible usado, incluso en modo apagado, las temperaturas del reactor aumentarían y, finalmente, se produciría una fusión que podría traer como consecuencia la liberación de radiación. Se desencadenaría una crisis nuclear con consecuencias a largo plazo para la salud y el medio ambiente.
En los primeros días de la guerra, las tropas rusas ocuparon las centrales nucleares Chernóbil y Zaporozhie, la mayor de Europa. Tres estaciones: Ucrania del Sur, Rovno y Khmelnitsky; están situadas en el lado occidental del país y han quedado, por el momento, fuera del conflicto.
El 24 de febrero de 2022, primer día de la guerra, fuerzas rusas capturaron la zona de exclusión de Chernóbil, incluyendo la desmantelada central nuclear. Inmediatamente, surgieron preocupaciones acerca del daño potencial a la estructura de confinamiento seguro, la interrupción del enfriamiento del combustible usado, y el movimiento de vehículos militares levantando polvo radioactivo.
Las autoridades ucranianas recuperaron el control de la zona el 31 de marzo de 2022. El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) evaluó que los niveles generales de radiación se mantenían bajos.
También, en los primeros días de la guerra, Rusia lanzó ataques hacia y desde los terrenos de la central de Zaporozhie, que provocaron incendios y daños a las líneas eléctricas y subestaciones, pero sin mayores consecuencias. La central fue ocupada el 4 de marzo de 2022. Los rusos han ubicado unidades militares y blindados dentro de la instalación y entre los reactores para protegerlos de los ataques ucranianos, colocando minas terrestres en las cercanías.
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Cubanos de la CEN Juraguá de entrenamiento en Zaparozhie, 1984 |
La tensión se ha mantenido durante los dos años de guerra, con varios intentos de Ucrania de retomar la zona. Los bombardeos han producido apagones generalizados, y el suministro de energía externa a la central se ha visto afectado por períodos, requiriendo del suministro de los generadores de emergencia.
El 6 de junio de 2023 fue destruida con explosivos la presa Nueva Kajovka, de donde proviene toda el agua de la central eléctrica. El descenso precipitado del nivel amenazó la integridad estructural del estanque de retención y la capacidad de la planta para extraer agua del embalse. Ambos bandos se han culpado mutuamente de la explosión.
Actualmente, la central es operada por personal ucraniano, bajo el control militar ruso. EL OIEA ha mantenido su presencia y monitoreo permanente en el sitio.
La prolongación del conflicto armado puede traer consecuencias a largo plazo entre las que se incluyen: la escasez de piezas de repuesto e insumos; el estrés del personal de la estación que pudiera conducir a la fatiga y los errores; la interrupción de los protocolos de seguridad y los canales de comunicación, debido a la actividad militar en las cercanías.
Sin embargo, en estos momentos se ha alejado la probabilidad de una catástrofe. Los seis reactores están apagados, por lo que tomaría una cantidad considerable de tiempo (posiblemente meses) antes de que estos, o las piscinas de combustible usado, completamente sin enfriamiento, causaran una explosión. Una explosión en Zaporozhie propagaría la radiación y sembraría el pánico, pero el riesgo real fuera del sitio sería relativamente bajo.
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| Post publicado en Facebook por el autor al cumplirse los seis meses del conflicto entre Rusia y Ucrania |




